Manual para perder a una chica en dos horas (Paso a paso)

Posted on

Eva es callada pero ingeniosa. Tú -que eres un poco rancio- aún no te has decidido a responder a su último whatsapp porque te parece buena idea hacerte el tipo duro. Una cosa es mantener el misterio y otra ser un cabrón desalmado que es capaz de creer que ve el doble check y no te odia. Hay que medir los tiempos.

Dos horas bien, dos días mal.

Todo lo que habías ganado hasta la fecha, lo has perdido. ¿Así tan pronto? Sí y más.

Te envalentonas y le preguntas si te acompaña al cine esa misma tarde mientras esperáis el autobús. Ella sin mucho entusiasmo dice que prefiere algo rápido, “una caña estará bien”. Y zanja conversación.

Crees que lo vuestro funciona, tras una cerveza (ella pide un Nestea) te da por pedir un par de raciones, como no quieres cagarla, vas a tiro fijo y pides ese plato que un día te convenció cuando fuiste con tu ex.

Piensas en decirle que está guapa. Pero por alguna razón, te callas y te limitas a mirarla embelesado. Ella pregunta en qué piensas y tú sólo aciertas a balbucear onomatopeyas. Quedas como un gilipollas integral pero también es tierno…no? No? NO?

Te quejas de que el plato está frío pero no te atreves a decirle nada al camarero. No sabes bien qué decir así que… entonces se te enciende la bombilla y recuerdas que hablar de música funcionaba con las chicas. En el instituto.

Y decides empezar una conversación sobre un concierto al que no ha ido, sobre un grupo que NO conoce y le hablas de un estribillo que nunca oyó. Hablar de eso… era el tema que tenías elegido desde el ascensor pero la conversación se torna forzada. Da igual, es tu gran baza y no te piensas ir de allí sin que ella escuche todas tus impresiones sobre por qué es peor la música de ahora.

Ella pide otra cosa.

Otra copa. Esta vez no es Nestea. Lo tomas como “una señal” debe querer fiesta… ella solo está pensando en que esto quede en un recuerdo difuso de su retina y toma su cocktail a grandes tragos.

A veces Eva, se atreve a preguntar sobre tus preferencias.

-¿Quieres ir al teatro?

-Qué quieres ver?

Respondes a todo: LO QUE QUIERAS TÚ. Ella no quiere ir contigo a  ninguno de esos lugares, solo te tantea, valora tu predisposición y madurez intelectual en cada respuesta. La has cagado, de nuevo digo.

Empiezas a calcular la suma de la cuenta y decides no tomar nada más.

Tú la miras… satisfecho y feliz, crees que todo está saliendo -como tú dices: “A pedir de boca”- ella se pregunta si la carta del restaurante tendrá filo suficiente para cortarse las venas allí mismo.

La dejas beber sola. A la salida del bar le preguntas que “cuánto va a tardar en metro hasta casa”.

Ella dice que va un segundo al baño y antes de que puedas cuestionarte si lleva allí demasiado tiempo, ya ha saltado por la ventana y está en un taxi bloqueándote en todas sus redes sociales.

Spread the love

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *