Entropía.

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¿Cuántas personas hay en el planeta? ¿Dónde viven?  ¿Con cuántas de ellas te has cruzado?

¿A cuántas le has visto alguna vez la sonrisa? ¿A cuántas el cuerpo?

¿Con cuántas decidiste quedar una segunda vez? ¿Y por qué? ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué con ella sí y con otra no?

¿Con cuántas personas te sentiste importante?

¿Sabes por qué te fijaste en ese detalle que te volvía loco y en el que nadie más había reparado?

Porque para ti era importante.

Igual que era importante su manera de decirte que lo eras todo, mientras se hacía un ovillo en tu cuerpo.

Piénsalo… ¿Por qué elegiste eso y no lo contrario?

¿Cuántas te abrazaron de esa forma que te hizo olvidar todo lo que estaba fuera de sus brazos?

¿Con cuántas te acostaste? ¿Con cuántas hiciste el amor? ¿Cuántas te lo hicieron a  ti?

¿A cuántas les dijiste “quédate”?

¿Con cuántas te sentiste aliviado cuando se marcharon?

¿Cuántas personas fueron tan significativas que acabaron haciéndote café por la mañana?

¿Cuántas te dijeron Te quiero? ¿Cuántos “Te quiero” fueron ciertos? ¿Cuántas te lo  demostraron?

¿A cuántas olvidaste? ¿Qué beso fue el que lo cambió todo?

¿Qué te hizo quedarte?

Cuando el resto de las veces decidiste irte, o se fueron… o os fuisteis.

¿Qué hubiera pasado si en lugar de pedir perdón hubieras cogido las maletas?

Todas las opciones que no cogiste, te llevan a donde estás ahora. La cifra resultante del cálculo de probabilidades  que te lleva a estar donde estás es infinita. Tu presente es tan improbable que cualquier mínima decisión lo hubiera cambiado.

Estás aquí y eso, es un puto milagro.

Después de todo…

Que yo esté aquí… y que después de tantos finales, al final nos queramos.

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