Lucky Strike

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A veces, el simple hecho de haber coincidido con alguien te hace sentir afortunado.

Haber coincidido en el mismo mundo.

En las mismas coordenadas espacio- tiempo, bajo en mismo techo, bajo la misma atmósfera. Respirando el mismo aire … mientras suena una canción que solo escuchábamos nosotros … cuando todos los demás bailaban otra.

Y así de simple e inmensa es la felicidad.
No tiene más, tan sencillo e inusual. Como una alineación planetaria.

Como océanos nerviosos en el estómago.
Como trozos de vida que de desprenden y se unen.
Como ríos unidos.
Como naves despegando en lo profundo del bosque.
Como la piel erizándose.
Como niños saltando.
Como hierba brotando verde tras el invierno.
Como trenes vacíos chocando.
Como orquestas de cuerda tocando entre los pliegues de tu cerebro.
Como un bebe agarrándote el meñique.
Como tú mirándome por dentro.

Es curioso como la felicidad te cambia. Te hace respirar diferente, te hace flotar por encima de la gente, te da energía para superar una existencia que podría ser insoportable y te da luz. Una luz que el resto no tiene… Y los demás te ven envuelto en ella y te preguntan: ¿de dónde la sacaste? Pero no sabes explicarlo. Simplemente… respirar te cuesta menos.

Y es por ti.

Te he encontrado y no hay nada en el mundo que supere eso, esa sensación de que somos los más afortunados del planeta.

A veces pasa y la vida se ordena. Todo encuentra sentido, todo brilla y todo resplandece a los ojos del que mira.

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