Fuiste mi mejor primavera artificial.
Y tuve muchas, pero como la tuya, ninguna.
El truco final.
Mis noches más cortas.
La margarita que no se dejó amedrentar por la rosa.
El asfalto de Agosto que derritió la brea.
La energía que movió los molinos de viento de una colina de La Mancha.
Las curvas de un infinito.
Fuiste el estallido de los fuegos artificiales que tenía por dentro.
Fuiste una vista con palmeras de ciudad.
Y yo quería que fueras todas las razones que me llevaron a no acabar con otra persona.
Pero no hicieron falta razones, solo hizo falta alma.
Yo quería que fueras el nudo y no solo el desenlace.
La roca contra la que chocar y que todo fuera un sueño.
Quería que fueras la calma de esa tempestad que me hundió en el fondo.
Que volvieras, que me dijeras que sí.
Que no merecemos la condena por olvido.
Que crees en esto aunque nadie más lo entienda.
Porque no hace falta, porque la ecuación sigue funcionando,
aunque ni siquiera estés en ella.