Saber mucho de casi nada.

Posted on

Imagínate abuela que hubieras podido escribir: ¿Qué hacer si mi bebé tiene un cólico? Y alguien te hubiera contestado.

Millones de personas ayudándote con sus respuestas.

Imagínate que hubieras podido comunicarte con tus seres queridos desde la distancia, a diario, en el momento que tú quisieras, sin tener que esperar las cartas tantos días.

Imagínate que un veterinario virtual nos hubiera ayudado cuando una vaca se ponía enferma porque a veces tardaban tanto en llegar que ya no servía de nada.

Pensarás que hemos nacido en la época de las bendiciones pero yo creo que estamos condenados. Dentro de toda esa información se nos hace imposible distinguir la verdad de lo incierto, saber qué coger y qué dejar, qué creer y qué rechazar y eso, nos hace vivir en una sociedad de la duda perpetua, del saber pero no, del conocer pero poquito, porque tocamos la superficie de casi todo pero pocos hemos visto las raíces del iceberg.

No me malinterpretes, la información nos hace libres pero hemos de ser cautelosos con la libertad que “escogemos”.  La falsa sensación de libertad entraña riesgos, tomamos decisiones creyéndonos informados.

Y es que tenemos un conocimiento aproximado de casi cualquier cosa, y eso nos vuelve osados porque tenemos una vida a golpe de clik, pero la avalancha de información a la que nos somete el día a día nos hace creer noticias que son falsas, que se producen con los recursos de los más poderosos para que compres o producto o votes a un Gobierno. Y lo peor es que lo votas, porque funciona.

Porque las noticias que infringen temor son 8 veces más virales. Porque hay mucho en juego y nadie comprueba si una información es cierta o no, simplemente lo creemos, o creemos lo que queremos creer.

Tenemos más información que nunca pero dudamos de todo.

Porque tenemos tantísimas opciones que nos hacen conscientes de que nunca podremos acceder a todas, ni estudiarlas, ni tan siquiera leerlas, así que, vamos decidiendo con pedacitos de certezas que vamos encontrando si saber si son tales.

Vamos entendiendo que pasamos de puntillas por historias y por conversaciones porque necesitamos buscar más en Google.

Esta prisa por saber y saber ya, nos hace ver las series al doble de velocidad para eliminar silencios y ver dos temporadas por fin de en lugar de una, porque no tenemos tiempo para eso, para las pausas dramáticas en las que se demoran los actores, no tenemos tiempo para lo que no se dice, porque ignoramos que los silencios a veces nos subrayan lo más importante.

Spread the love

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *